Camargo Rain es, como si dijéramos,
polifacético. No solamente escribe libros de muchísimas palabras o cocina
frecuentes gazpachos y fabadas –que de algo hay que vivir–, sino que encima hace fotos, y lo que
es más: que las pinta.
–¡Ah! Pero las fotos ¿se pintan?
–Hombre que si se pintan, y de todos
los colores y tonalidades.
Hay
una pausa.
–Y eso, ¿cómo se hace?
–Buena pregunta, que no todo el mundo
lo sabe. Pues con lápices, rotuladores, acuarelas, pinceles, algodones, ceras,
espráis, aerógrafos..., y mucho cuidado.
–Y paciencia, me imagino.
–Se imagina usted bien. Y también
bastante cerveza y otras hierbas, aparte de chocolate negro, que es mucho mejor
que el café.
–¿Mejor para qué?
–Pues para la salud. ¡Como en esta ruda
vida conviene mantenerse despierto...!
Hay otra pausa.
–¿Y no se pueden ver?
–Por supuesto que se pueden ver, que
aquí nadie esconde nada sino todo lo contrario. El que quiera verlas no tiene
más que ir a la siguiente dirección, y allí se hartará de ellas.
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