miércoles, 30 de diciembre de 2020

La feria de los horrores

 

(Esto también se podría llamar Epitafio para un año negro ―u olvidable.)

Se dice que este ha sido un mal año, pero yo no creo en esto de los sinos ni en la maldad porque sí de unos tiempos determinados. Lo que tenemos es lo que nos merecemos, porque lo que nos rodea es obra nuestra.

Si nos preguntaran, cualquiera de nosotros aseguraría haber vivido una existencia más o menos satisfactoria, pero a poco que se rasque, que se ponga a prueba la actitud crítica que todos debemos llevar dentro, a poco que observemos lo que nos rodea, nos damos cuenta de que no es oro todo lo que reluce, ni muchísimo menos.

¿Dónde quedaron la cultura de siempre, la educación, las islas solitarias? Por contraposición a aquello del rockandroll, las minifaldas… (y etc., etc., etc.), hoy se han generalizado el fútbol, el marujeo, la pornografía, las redes sociales… ¡Aleluya!

Para que se vea de qué manera han degenerado las cosas, pongo tres ejemplos fotográficos ―tomados al azar― del aspecto del orbe que nos preside. Así es el mundo que hemos alumbrado. Azuzados por las fuerzas que lo gobiernan, porque al fin no somos sino marionetas de los privilegiados de turno, los tiempos cambian, las modas se suceden…

 




Pero no todo van a ser calamidades. También subsisten destellos que nos hacen pensar en que esto quizá sea sólo un intermedio entre dos revoluciones. Por ejemplo, ESTO

Y hablando de novelas de aventuras, le apuesto lo que quiera a que usted no conoce ESTAS. Una pena, porque se iba a divertir bastante. 

Y por cierto, ¿sabe usted hacer gazpacho? Por razones de supervivencia debería aprender cuanto antes, como se puede deducir de ESTO OTRO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario