domingo, 18 de noviembre de 2018

Viento sur en la costa norte española


 

La meseta castellana finaliza abruptamente en su vertiente norte, lo que delimita un pronunciado escalón en la parte que da hacia el mar Cantábrico, escalón más acusado en Asturias y Cantabria, que provoca un curioso efecto meteorológico. Este efecto, conocido como efecto Föhn, se observa también en otros lugares de la península, siempre en laderas que están a sotavento de altas montañas, caso de los Pirineos o Sierra Nevada.

Cuando en las regiones que están al norte de la cordillera cantábrica soplan vientos del sur, las masas de aire se desploman desde las montañas y se acumulan en el fondo de los valles, aumentando de esta forma la densidad, y con ello la presión, y por lo tanto (según enseñan las leyes de la Termodinámica), la temperatura. La consecuencia más inmediata de tal estado de cosas es el aumento súbito de estas temperaturas en las zonas bajas, pudiendo alcanzarse en la costa 23º o 24º en días de invierno, cuando la cercana meseta se encuentra cerca de 0º. (Por ejemplo, en Reinosa, punto álgido [más frío] de semejantes turbulencias, ya se dice: «En este pueblo sólo hay dos estaciones: el invierno y la de la Renfe».)

 

 

Otro resultado chocante de tal estado de cosas es el inmediato y paralelo descenso de la humedad del aire, lo que despeja las brumas y da origen a una gran transparencia de su atmósfera, por lo general neblinosa en estos lugares.

 

 

En la bahía de Santander, por ejemplo, los días de sur son muy adecuados para hacer fotografías, pues el paisaje se adorna de nuevos matices y tonalidades, y sus aguas, de ordinario mansas, se encrespan como en mar azotado por vientos que alcanzan normalmente los 100 k/h.

 

 

A este viento, en Santander, se le conoce como surada o ábrego, y en el lugar del fondo de la bahía del que procede, se abre un agujero por el que asoma el cielo azul, fenómeno conocido localmente como agujero del ábrego.

 

 

Suele verse hacia el sudoeste, por lo que a la hora del ocaso asomará por allí el Sol inundándolo todo con una curiosa luz, tal y como se puede apreciar en las fotografías que ilustran esta entrada.

 

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