viernes, 1 de enero de 2016

Próxima superproducción medieval a cargo de Stanley Kubrick

Entrevista en un hotel madrileño entre Camargo Rain y Stanley Kubrick para EL ESPAÑOL.

Una de las novelas históricas más relevantes de los últimos años (Dios conmigo, de Camargo Rain) ha sido elegida para pasar a formar parte de la histórica filmografía de uno de los grandes, Stanley Kubrick. Con tal motivo, ha sido el propio autor del libro quien ha entrevistado al célebre director americano.



Camargo Rain –¿Qué le ha llevado a interesarse por esta historia?
Stanley Kubrick –El paisaje, sobre todo, tanto el humano como el geográfico, y la luz de Castilla, que se dice en el libro.... Como usted sabe, en mis películas he procurado tratar cuestiones universales y controvertidas, como el pacifismo en Senderos de gloria, la libertad en Espartaco, la cosmología en 2001 o la concupiscencia, la más ardiente de las pasiones humanas, en Lolita. Atrás ha quedado Barry Lindon, que intenta contar las circunstancias de un cambio en el mundo anterior a la revolución francesa, que convierte al continente europeo en lo que hoy es, la cuna de la civilización industrial... ¿La madre, se podría decir?
CR –Si, supongo que sí.
SK –Aquella película, pese a sus buenos resultados, no quedó por entero a mi gusto, y hace tiempo que quería sacarme la espina. En Dios conmigo se cuenta una historia similar, puesto que gira en torno a un único personaje que prospera gracias a una dama, y también describe la llegada de una nueva era. Película de tiempos pasados, en cualquier caso.
CR –¿Cree usted que aquí se narra algún tipo de transición histórica?
SK –Sin duda, y una muy interesante, como es la constitución de un nuevo país en un territorio unificado, lo que resulta un empeño muy característico del medievo. Los españoles, y no le suene a coba, fueron los primeros europeos en llevar a cabo tal proeza, mucho antes que Inglaterra y, por supuesto, Francia, Alemania, Italia...
CR –¿Le interesa la Reconquista? ¿Ha leído sobre ello?
SK –Me interesa mucho la historia en general, y la Reconquista es una batalla larguísima, puesto que dura más de siete siglos.
CR –Y hablando del aspecto visual... 
SK –Las batallas, como parte de la vida diaria de aquellas personas, son importantes y pretendo rodarlas en escenarios naturales, lo que nos va a llevar mucho tiempo, meses, quien sabe si un año completo... Para estos exteriores... (y se dirige a un ayudante que tiene al lado, quien le dice algo). ¡Ah, sí!: me han mostrado el otro día eso que llaman fortaleza califal..., la de Gormaz, creo que es, en Soria, y me ha maravillado. El emplazamiento es fantástico, y su estado suficientemente bueno. Imagino que allí podremos reconstruir la ciudad de Calatrava de que habla el libro. Además, he observado que está rodeada por tupidos y verdes trigales llenos de amapolas (la entrevista se realiza en primavera), y eso me ha dado algunas ideas. ¿No sueña tanto el protagonista...? Quizá se deba a los efluvios de esas plantas (y se ríe).


CR –Sí, yo también lo he pensado, pero he preferido dejarlo en tinieblas... (y cambio el tercio). ¿Qué le han parecido los cielos castellanos? ¿Ha visto algún amanecer?
SK –Es curioso que pregunte eso. Este es un clima estepario, seco, y la luz es muy limpia (hace un aparte: no en esta ciudad, claro), una luz magnífica, lejos de las brumas de los países del norte. En realidad, cualquier cielo es interesante, depende de lo que se quiera conseguir, pero aquí la atmósfera obliga. Se nota que este es un país recio, de contrastes... ¡Ah!, me ha preguntado por los amaneceres... Sí, hemos pasado varios días en los campos haciendo un primer estudio de esa luz, que por supuesto vamos a aprovechar.
Luego añade –Cuando se hace una película hay que ser meticuloso en todo, porque cualquier detalle puede echar a perder una toma, pero la fotografía es esencial. Tengo magníficos operadores, aunque en ocasiones prefiero mirar yo por el visor de la cámara. Quizá usted sepa que yo empecé con esto de la fotografía...
CR –Sí. Y yo también lo soy.
SK –¿Qué...? ¿Fotógrafo? Además de escritor, ¿es fotógrafo?
CR –Sí. En realidad ese fue mi primer oficio.
SK se arrellana en el asiento y exhala una bocanada de humo –Vaya, pues le diré que se nota en su escrito... Somos colegas, entonces, ¿eh?
CR (me río) –Bueno, tanto como colegas... Pero volviendo a la historia...
SK –Sí... Lo que se refiere a la vida cotidiana también me ha llamado la atención. Esa convivencia en campos y ciudades de tres culturas diferentes, que en el fondo era pacífica y sólo se manifestaba violenta con motivo del establecimiento de la frontera... Los amores del joven protagonista y la chica musulmana, esa que se llama...
CR –¿Alaroza?
SK –Eso es, Alaroza. Creo que esa es una parte que añade mucha sal a la historia, aunque los episodios puramente épicos, como las batallas de Alarcos y de Las Navas, o los escenarios de las ciudades medievales cristianas, Toledo, Burgos..., es lo que conviene acentuar, porque el cine es pura imagen. Sin embargo, esto no importa demasiado cuando se está empezando, que el mundo da muchas vueltas. Por ejemplo: habrá usted observado que en 2001, aunque es puramente visual y al principio la planteamos como la típica película de ciencia ficción, el resultado fue más bien filosófico. Por cierto, ¿la ha visto usted?
CR (de nuevo me río) –¿Que si la he visto...? Catorce o quince veces.
SK –¡Ah, ya decía yo que usted tiene cara de listo...!
(Suena su teléfono y SK se entretiene en dar voces en un particular inglés.)
SK –Usted me perdonará que hable tan disperso... Tengo en la cabeza varias cosas y lo confundo todo; esto me sucede siempre, con cada nuevo proyecto. Luego, por fortuna, el panorama va despejándose. Ahora, por ejemplo, estoy considerando el asunto de los trovadores. Su labor era muy elogiada, y tenemos buenos textos en los que inspirarnos. Lo que sucedía en las cortes de los reyes, el amor cortés, las cenas pantagruélicas, las ensaladas rellenas de enanos..., en fin, todo eso de que habla en el libro, que pueden parecer exageraciones, lo voy a tratar asimismo. Además está el mundo de los canteros y el de las herrerías, que me parecen muy propios para convertirlo en imágenes. ¿Se imagina una fragua y sus ocupantes, esa aura de chispas y de tizones, ese ruido...? Se puede relacionar con los dioses griegos y con la pintura del Renacimiento. De hecho, Vulcano aparece en varios cuadros de Rubens, y me imagino que nos servirá de inspiración... Los aspectos de la construcción de catedrales es también un asunto muy interesante.
CR –¿Piensa rodarla en España?
SK –Por supuesto. El territorio castellano, con sus páramos y desiertas inmensidades, resulta un escenario inmejorable para recrear aquella época, y eso nos va a ahorrar muchas reconstrucciones. Ya lo hizo Orson Welles en Campanadas a medianoche. ¿La vio usted también?
CR –Sí. Se filmó en las afueras de Ávila, y las murallas ocupan buena parte de los fondos de las escenas.
SK –Eso es, esa es la idea.
CR –¿Tiene algún nombre en mente para encarnar al protagonista?
SK –No, aún no. Hemos hecho varias pruebas con desconocidos, pero no hay nada decidido. En el libro se describe un personaje muy alto, de dos metros o más, lo que nos va a crear dificultades, pero quizá cambiemos eso, como algunas otras cosas.
SK se ríe cuando me dice –¿Quizá podría hacerlo usted mismo?
CR –¡No, yo no...! Ya lo intentó mi padre cuando nos hacía películas de pequeños, y aquello acabó siempre en desastre. Lo mío no es la interpretación, Mejor, búsquese otro; más joven, sobre todo.
(SK encarga otras cervezas a su ayudante –Que estén bien frías.)
CR –¿Y para Leonor, la chica de la película, que se dice aquí?
(SK no entiende la expresión y se la aclaro.)
SK –Estamos en el mismo caso. Supongo que recurriremos a alguien consagrado, y sobre el papel tenemos varias candidatas, pero de momento no hay nada. 
CR –La música es una pieza clave en sus películas. ¿Qué ha pensado para esta?
SK –El sonido es parte del espectáculo y no se concibe una película sin él, como no sea para añadir contraste. En este caso, sin embargo, no va a resultar difícil, puesto que las bibliotecas españolas guardan gran cantidad de piezas, tanto cristianas como musulmanas o judías. Además, cuento con el concurso de excelentes maestros y especialistas, de los que me interesa sobre todo el señor Savall.
Bebemos, y SK mira el reloj.
CR –Una última pregunta: ¿va usted a conservar el título?
SK –No lo sé. Dado que es una expresión propia de los cruzados de aquellos tiempos, quizá, pero resulta difícil expresarla en otros idiomas. Aún queda mucha labor, estamos en la preparación, y ese extremo se decidirá en su momento.
CR –Muchas gracias, señor Kubrick.
SK –De nada, ha sido un placer (y levantándose me da la mano). ¡Ah!, y no se moleste en pagar las cervezas, que me encanta invitar a los colegas –y riendo y con el ayudante siguiéndole, se dirige a la puerta del hotel, en donde hay aparcada una limusina descomunal.
–Jolín, cómo viven los ricos...

(CR)

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